Historia
Muchos afirman que dentro de la historia de México, los otomíes son los grandes olvidados aunque en los lugares que poblaron grandes ciudades fueron erigidas como Teotihuacán, Tula y Cuicuilco. Una de las razones que más se esgrimen para justificar este hecho es que los otomíes conforman un grupo muy heterogéneo y resulta realmente dificultoso determinar qué aportaciones realizó cada uno. Se sabe con certeza que hacia el año 5000 a.C. los otomíes ya estaban asentados en el territorio mesoamericano y que hasta el año 8.000 a.C. compartieron una misma lengua. Es precisamente cuando logran dominar la agricultura cuando comienzan su expansión geográfica y surgen los primeros cambios en la lengua. Esto se lo pudo deducir del hecho que los diferentes dialectos otomíes presentan gran cantidad de palabras en común que hacen referencia a términos agrícolas. Ya en el período Preclásico (siglos XXV a.C. a I d.C.) cuando la lengua otomí se divide de manera total. La expansión hacia el orienta se inicia con un hecho muy señalado dentro de la historia de México y que de hecho, marcó el fin del período clásico: la caída de Teotihuacán. En esas épocas, como consecuencia de las grandes sequías que se produjeron en la región muchos pueblos emigran hacia la zona central de México y desplazan a los otomíes quienes se dirigieron hacia el Valle de Puebla Tlaxcala y a la Sierra Madre Oriental. Con el pasar de los siglos, dentro del territorio otomí nacieron estados muy importantes que se encontraban liderados por pueblos nahuas. Un ejemplo de ello, es la ciudad de Tula que estaba dominada por toltecas pero su población estaba compuesta en un porcentaje importante por otomíes.
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